Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional

lunes, septiembre 26, 2005

Sopa de letras

Hace algún tiempo, tuve el placer de adentrarme en un pequeño estudio sobre la pasta. Mis investigaciones me llevaron a la conclusión que efectivamente a alguno de los inventores de la sopa de letras habían omitido la letra “Ñ”. Sospechosamente el alfabeto italiano carece de ella. Claro que imaginemos una sopa de letras japonesa, o árabe. Cientos de innovadores y creativos buscando la manera perfecta de reflejar sus caracteres en miles de millones de sopas en el mundo. A fin de cuentas estamos ante otro de los ejemplos de comunicación.

Yo sigo pensando que la diversidad de formas y de sabores seguirá siendo siempre motivo suficiente para crear un mundo en el que todas las opiniones valgan.

Jorge Mariscal Lausín

La Pasta, imaginación y sabor


El Los pasados días 23 y 24 de septiembre, continuando con el II Ciclo de cursos de los productos agroalimentarios de las zonas áridas y semiáridas de Aragón, tuvo lugar el curso dedicado a La pasta. La charla del día 23 fue impartida por Lucía Nogueras, veterinaria del dpto. de calidad de la empresa aragonesa Pastas Romero.

Lucía comenzó contándonos brevemente la historia de la pasta, de cómo ésta ya era conocida por árabes y chinos y de cómo, según la leyenda, fue el propio Marco Polo quien la introdujo en Italia. Pudimos comprobar los procesos de fabricación de la pasta en España, procesos ampliamente regulados por el legislador en aras de conseguir una calidad máxima.

Así, la pasta española sólo puede contener ingredientes naturales siendo su base primordial la sémola de trigo duro (hecha a partir del germen del trigo) y el agua. La composición natural de la pasta y su alto valor nutritivo hacen de ella un alimento muy saludable y recomendable para conseguir una dieta completa. Además, su valor energético es pequeño (335 Kcal por cada 100 gramos), lo que desmiente la extendida creencia de que la pasta engorda. A pesar de todos estos datos, España sin embargo sigue siendo un país con un bajo consumo de pasta por habitante, sólo por delante de la Gran Bretaña.

A continuación, el día 24, Ismael Ferrer nos mostró, ya con las manos en la masa, cómo nosotros mismos podíamos preparar pasta fresca de una manera muy sencilla y conseguir que este alimento tan sano y nutritivo además, resultara tremendamente atractivo y apetitoso a través de la preparación de cuatro recetas a base de diferentes tipos de pasta: ¡un derroche de buen gusto e imaginación! Sus espaguetis con langostinos sobre vinagreta de tomate, el rame con huevo poché al aroma de trufa, el rape salteado con hongos y cigalas y su sorprendente postre de macarrones rellenos de mousse de chocolate sobre salsa de yogurt con melocotón nos dieron idea de las inmensas posibilidades de este alimento: un placer para la vista y el paladar.

Pedro J. Escriche Bueno

martes, septiembre 20, 2005

Los orígenes perdidos

Ahora que parece que empezamos a preocuparnos un poco por lo que comemos, y que exigimos una cierta calidad alimentaria (etiquetado, certificación…), ¿cómo es que hemos dejado de lado algo tan básico como nuestro pan? Las panaderías tradicionales están perdiendo terreno ante los supermercados y el pan industrializado. En los últimos años, el número de artesanos panaderos en la Provincia de Zaragoza ha descendido de 200 a 20 aproximadamente, una cifra alarmante.

A este paso, se nos va a olvidar el verdadero sabor del pan artesano, o como llamaríamos algunos, pan de pueblo, con una indiscutible calidad en cuanto a su sabor, peso y textura. A mi que digan lo que quieran, pero ¨dame pan y dime tonta¨.

Marta Orea París

El Pan, origen y actualidad


El 16 y 17 de septiembre comenzó el II ciclo de cursos de los productos agroalimentarios de las zonas áridas y semiáridas de Aragón. Para iniciar el primer curso tuvimos el placer de estar acompañados por Alfredo Celaya, (Celaya Panadería) y Daniel Cascán, jefe de cocina del restaurante Campo del Toro y miembro del Convivium Slow Food Zaragoza.

El objetivo de estos cursos es informar y formar acerca de los productos alimentarios que se realizan en las zonas áridas y semiáridas, y cómo no, el pan, uno de los grandes protagonistas en la triada de la dieta mediterránea. Alfredo nos introdujo en los orígenes de este primer producto, que data de la época egipcia, y de cómo se fue extendiendo por los demás continentes y culturas. Hoy por hoy sigue habiendo una gran diversidad según el país en el que se elabore como en algunos países europeos y su afinidad por los panes con multisemillas.

No es sólo una cuestión de gustos sociales, la variedad se debe también a las diferentes condiciones meteorológicas y edafológicas de los propios países en las que se desarrolla el cereal. Por su parte, nos fue imposible no vernos contagiados por el entusiasmo que Daniel mostró en la elaboración y moldeado de la gran variedad de panes, desde integral con naranja, hasta el original pan de música, y de cómo su ansia por innovar ha dado un toque más personal a los platos que prepara cada día, creando mini-panes con diferentes masas dispuestas en pisos. Ambos coincidieron en sus respectivas exposiciones, en su intento de obtener una “tarjeta de identificación”, basada en la mejora de la calidad y el servicio de sus productos. Siendo de gran importancia, ya que han de competir, por un lado, con grandes cadenas de comercios que ofrecen comodidad en la adquisición de sus productos, y por otro lado, con el mundo de la restauración, que debido a una gran oferta y demanda, exige más sofisticación de sus productos.

Pero este intento por mejorar, sobresalir o diferenciarse, es debido a un espíritu ambicioso y poco conformista, que es el único modo de no quedarnos atrás.

Sara Martín Gómez